Pulsera Isis
49,00€
Pulsera Isis hecha a mano de piedras naturales, sin pulir, de AMATISTA. También disponible también en CUARZO o cristal de roca.
Según la Cristaloterapia, la amatista se asocia al chakra del tercer ojo y a los signos zodiacales Piscis, Sagitario, Aries y Virgo. Se utiliza para trata trastornos de la mente y el cuerpo en los casos siguientes: alcoholismo, alucinaciones, dificultad para amar, anemia, claridad, complejos de inferioridad, falta de concentración, daltonismo, diabetes, disciplina, dolores neurálgicos, exceso de egoísmo y epilepsia. También se utiliza para incentivar la fuerza de voluntad y reforzarla, así como para la curación de alteraciones de las glándulas pituitarias, timo y la inflamación de las glándulas en general. También calma las pesadillas, la inseguridad, la intuición, la hiperactividad, el histerismo, los males de cabeza y las manías.
La amatista ayuda a la meditación, al equilibrio hormonal, a la estimulación, la pasión y el tercer ojo. También ayuda a curar disturbios metabólicos, neuralgias, afectaciones del páncreas, miedos, desórdenes de la sangre, debilidad del sistema inmunitario, dificultades del sueño, estrés y temor excesivo.
Hemos dedicado esta pulsera a Isis, la gran Diosa. Isis es uno de los modelos principales para la Madonna de la tradición cristiana. En la antigua Babilonia aparece como Ishtar, en Súper como Innana, entre los semitas del oeste ella es Astarté. En el Imperio romano, durante la edad de oro de Apuleyo, en el siglo II d.C., la diosa era celebrada como la Diosa de los Muchos Nombres. Según Campbell, «se trata de la misma diosa, y lo primero que debemos notar es que es una diosa total, de ahí que tenga asociaciones en todo el ámbito del sistema cultural. En períodos posteriores estas diferentes asociaciones pasaron a ser especificadas y separadas en varias diosas especializadas».
En la antigua Turquía, conocida como Anatolia, se excavó una ciudad antigua llamada Çatal Hüyük, que alcanzó enorme importancia por encontrarse los primeros vasos de cerámica, que datan del 6000 a.C. Es en estas cerámicas donde se han podido estudiar las primeras imágenes de la Gran Diosa. Según el autor Joseph Campbell, se trata de una pista clave para interpretar la simbología de la gran Diosa como transformadora. Así, «se trata de la médium transformadora que transmuta el semen en vida. Recibe la semilla del pasado y, a través del milagro de su cuerpo, la convierte en vida futura. La mujer es la transformadora, mientras que el hombre es lo transformado; ella es la intermediaria entre el hijo y el padre». Fuente: Diosas, de Joseph Campbell. Editorial Atalanta, 2013.
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